sábado, 3 de octubre de 2009

El Caso Bazterrica





Cucarachón de tribunal

El rock y las noticias policiales suelen no mezclarse muy seguido en los titulares de los diarios argentinos, salvo por tragedias. Sin embargo nadie sospechaba que una mañana de 1981 quedaría en la historia tanto del rock nacional, como de la jurisprudencia legal de nuestro país.

Nacido del 24 de junio de 1955, Gustavo “El Vasco” Bazterrica comenzó a frecuentar el ámbito del rock nacional a mediados de la década del ’70 de la mano de Raúl Porchetto, aunque su gran oportunidad surgió en 1976 cuando es convocado por Charly García para su nuevo grupo de nombre La Maquina de Hacer Pájaros. Luego de grabar el disco Películas, la banda se separa y el guitarrista participa del disco Only love can sustain de Luis Alberto Spinetta para, ya en la década del ’80 volver a las ligas mayores a través de la reencarnación de Los Abuelos de la Nada.

Sin embargo, no seria por su entrada a la banda de Miguel Abuelo lo que haría que su figura copara los titulares policiales de la prensa argentina, ni que su apellido bautice uno de los fallos judiciales mas polemicos y reconocidos en el ámbito penal.

El famoso Caso Bazterrica comienza su desarrollo en 1981, cuando, en una redada policial en la casa del guitarrista, se secuestran tres cigarrillos de marihuana guardados en una pequeña lata. Hasta ese momento, la jurisprudencia sobre la constitucionalidad de la tenencia y consumo

privado de estupefacientes se regia por el llamado Caso Colavini que penaba con prisión la tenencia en dosis mínimas para consumo personal.

En aquel año, se condenó a Gustavo Bazterrica a la pena de un año de prisión en suspenso, multa y costas, por considerarlo autor del delito de tenencia de estupefacientes. Este pronunciamiento fue confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, y contra ésta se interpuso un recurso extraordinario, sosteniendo la inconstitucionalidad del Art. 6 de la ley 20.771 que por reprimir la tenencia de estupefacientes para uso personal se viola el Art. 19 de la Constitución Nacional.

La apelación llego a la Corte Suprema, que en 1986 hizo lugar al recurso y revocó el fallo de la Cámara, ya que entendió que el Art. 6 de la ley 20.771 era inconstitucional por invadir la esfera de la libertad personal exenta de la valoración de los magistrados.

Aquella formación de la Corte modificó el criterio que el organismo habia usado durante la última dictadura en casos anteriores, basándose en el hecho que no basta la sola posibilidad potencial de que una conducta trascienda la esfera privada para incriminarla, sino que es necesaria la existencia en concreto de un peligro para la salud pública. A partir de ese momento, el Fallo Bazterrica fue reconocido por la mayoría de la doctrina penal argentina

La doctrina predominante cambiaria cuatro años mas tarde, en los albores del primer gobierno menemista, cuando la Corte Suprema de Justicia, ante el llamado Caso Montalvo vuelve a penar el consumo para uso personal estableciendo que "los drogadictos ofrecen su ejemplo, su instigación a los que no lo son".

En relación a la pregunta ¿los drogadictos son enfermos o delincuentes?, la Corte Suprema ha tomado dos posturas diferentes en los fallos mencionados. En el Caso Bazterrica dice: la función del derecho debería ser controlar o prevenir sin estigmatizar y garantizar el derecho al tratamiento que tienen los adictos a las drogas. En el Caso Montalvo la Corte sostuvo el efecto contagioso de los adictos y aclaró que el objetivo principal es amparar a la familia y a la sociedad.

Finalmente el 25 de agosto de 2009, la Corte Suprema falló a favor de la tenencia de marihuana para consumo personal con respecto a una causa abierta a cinco jóvenes que en 2006 fueron detenidos en Rosario con cantidades mínimas de esa sustancia.

Con este pronunciamiento, la Corte declaró "inconstitucional" el castigo del consumo de marihuana en adultos, si se hace en un ámbito privado y no implica peligros para terceros. En su fallo, el máximo tribunal llamó a "exhortar a todos los poderes públicos a asegurar una política de estado contra el tráfico ilícito de estupefacientes y a adoptar medidas de salud preventivas, con información y educación disuasiva del consumo". Los magistrados resaltaron que, en especial, estas políticas deben apuntar a "los menores" con el fin del "dar adecuado cumplimiento a los tratados internacionales de derechos humanos suscriptos en el país".

“Estoy feliz por el fallo, pero no lo vivo como un triunfo personal. Sería demasiado ególatra y estúpido si dijera eso. Siento calma porque se hizo justicia. No euforia. En la dictadura me quisieron meter preso un año por tres porros que guardaba en una latita. Me trataron como si fuera un narco y estuve demorado en la comisaría. Por suerte, en la democracia, las cosas se pusieron en su lugar”, dijo un Bazterrica exultante a un matutino, instantes después de conocer el final de una historia que lo tuvo como protagonista por casi tres décadas.

viernes, 1 de mayo de 2009

El trágico show en Altamont de The Rolling Stones




El fin del sueño hippie

The greatest rock and roll band in the world”. Sonaba bien y sobre todo era absolutamente cierto. Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts, Bill Wyman y el recién llegado Mick Taylor hacían honor a ese título con el que empezaron a presentarlos durante su actual gira: The American Tour 1969, un regreso triunfal a los Estados Unidos luego de tres años y medio sin presentaciones en vivo. Las fechas habían sido un éxito y querían coronar ese año a lo grande, con un recital gratuito, masivo y al aire libre, que en lo posible superara a Woodstock, el hito en cuanto a festivales pro paz y amor llevado a cabo un par de meses antes en una granja del estado de New York.
El lugar elegido en primera instancia fue el Golden Gate Park de San Francisco, aunque fue descartado rápidamente ya que no podía albergar a la cantidad de asistentes que se esperaban. Ni lerdo ni perezoso, en una conferencia de prensa Jagger, (quien sabia de la posibilidad de filmar el concierto para realizar una película) anunció que la banda se presentaría de forma sorpresiva en un lugar no determinado. Rápidamente se escogió el Sears Point Raceway, un autódromo que parecía adaptarse mejor a las circunstancias. Sin embargo las conversaciones no llegaron a buen puerto, y apremiados por el tiempo los managers se decidieron finalmente por el Altamont Raceway Park, un complejo de pistas de carreras ubicado al norte de California.
La fecha final del concierto fue pactada para el 6 de diciembre, aunque la confirmación oficial se hizo solo 2 días antes. Desde hacia varios días, miles de seguidores de la banda estaban expectantes por el anuncio de la confirmación y acudieron en masa al complejo, el cual no contaba con la infraestructura mínima para un evento de tales características: no había baños ni puestos sanitarios, ni siquiera una tienda de primeros auxilios en caso de que ocurriera alguna tragedia. Y finalmente la tragedia ocurrió…
El concierto comenzó temprano con la actuación de Santana y Jefferson Airplane que debieron soportar los primeros incidentes con el público
Quizás teniendo en cuenta la predica de paz y amor que el público acostumbraba a mostrar, no se tuvieron en cuenta algunos detalles fundamentales como por ejemplo la seguridad en el escenario, que se le encargo (según algunas fuentes) a los Hells Angels por solo 500 dólares y cerveza libre para todo el evento. El grupo de motoqueros (quienes solían desempeñarse como encargados de seguridad de los shows de Grateful Dead), cruzó sus vehículos frente al escenario (que media solo un metro y medio de alto) para controlar a la multitud, lo que ocasiono algunos heridos y sobre todo muchos roces.
A medida que el tiempo pasaba, la violencia crecía cada vez más, sobre todo cuando los Hells Angels se enfurecían con aquellos que se subían al escenario. Incluso llegaron a golpear a Marty Balin, guitarrista de Jefferson Airplane, lo que hizo que Grateful Dead (ultimo en la lista de teloneros antes del show de los Stones) decidiera no salir a tocar.
Ante tan especiales circunstancias, los Rolling Stones salieron al escenario buscando calmar los ánimos al comenzar con el show.
Sin embargo la situación se puso aun mas tensa.
En la audiencia se encontraba un joven negro, californiano de 18 años llamado Meredith Hunter, quien había ido al show con su novia Patty y una pareja amiga. En un momento Hunter busca subir al escenario y uno de los Hells Angels lo toma del cuello, lo golpea y lo lanza hacia la multitud. El revuelo hace que Jagger detenga el show
y le pida a la audiencia que se tranquilice. La banda como puede continua tocando y hace Under my thumb como ultimo tema, intentando amansar a las fieras. Durante esta canción, según cuentan algunos testigos Hunter saca un arma (no queda comprobado si llega a gatillar) y en el tumulto cae al suelo apuñalado por un Hell Angel.
La escena quedó registrada en video y saldría posteriormente publicada en la película Gimme shelter que hace foco en el asesinato de Hunter y la posterior reacción de los Stones.
Según el productor del filme Porter Bibb, cuando Hunter es lanzado hacia la multitud, saca un revolver y dispara (en un fotograma de la película puede distinguirse un destello rojo) aunque los estudios posteriores no pudieron determinar si efectivamente el arma fue disparada.
La autopsia determinó que Hunter fue acuchillado en cinco oportunidades y que su sangre contenía altas dosis de metanfetaminas. Alan Passaro de 21 años y miembro de los Hells Angels fue acusado por el crimen, pero fue absuelto por considerarse que actuó en defensa propia.
Unos meses después de la muerte de Hunter, su madre demandó a los Rolling Stones por medio millón de dólares, pero finalmente llegó a un arreglo extrajudicial por solo 10.000.
A pesar de los rumores de que un segundo implicado también habría participado en el acuchillamiento, la corte del condado de Alameda dio por cerrado el caso en Mayo de 2005.
Los restos de Meredith Hunter descansan en una tumba sin nombre en el cementerio de Vallejo, California


.“Cuando me enteré de lo ocurrido me sentí muy mal. Me sentí responsable. ¿Como pudo haber ocurrido todo de una forma tan tonta y fea? Pero no pensé en esas cosas que pensó la prensa como que fue la perdida de la inocencia o el catártico fin de una era, no. Lo que pasó por mi cabeza fue lo feo que debe haber sido vivir esa experiencia, y lo mal que se comportaron los Hells Angels” Mick Jagger 1995