El rock y las noticias policiales suelen no mezclarse muy seguido en los titulares de los diarios argentinos, salvo por tragedias. Sin embargo nadie sospechaba que una mañana de 1981 quedaría en la historia tanto del rock nacional, como de la jurisprudencia legal de nuestro país.
Nacido del 24 de junio de 1955, Gustavo “El Vasco” Bazterrica comenzó a frecuentar el ámbito del rock nacional a mediados de la década del ’70 de la mano de Raúl Porchetto, aunque su gran oportunidad surgió en 1976 cuando es convocado por Charly García para su nuevo grupo de nombre La Maquina de Hacer Pájaros. Luego de grabar el disco Películas, la banda se separa y el guitarrista participa del disco Only love can sustain de Luis Alberto Spinetta para, ya en la década del ’80 volver a las ligas mayores a través de la reencarnación de Los Abuelos de la Nada.
Sin embargo, no seria por su entrada a la banda de Miguel Abuelo lo que haría que su figura copara los titulares policiales de la prensa argentina, ni que su apellido bautice uno de los fallos judiciales mas polemicos y reconocidos en el ámbito penal.
El famoso Caso Bazterrica comienza su desarrollo en 1981, cuando, en una redada policial en la casa del guitarrista, se secuestran tres cigarrillos de marihuana guardados en una pequeña lata. Hasta ese momento, la jurisprudencia sobre la constitucionalidad de la tenencia y consumo
privado de estupefacientes se regia por el llamado Caso Colavini que penaba con prisión la tenencia en dosis mínimas para consumo personal.
En aquel año, se condenó a Gustavo Bazterrica a la pena de un año de prisión en suspenso, multa y costas, por considerarlo autor del delito de tenencia de estupefacientes. Este pronunciamiento fue confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, y contra ésta se interpuso un recurso extraordinario, sosteniendo la inconstitucionalidad del Art. 6 de la ley 20.771 que por reprimir la tenencia de estupefacientes para uso personal se viola el Art. 19 de la Constitución Nacional.
La apelación llego a la Corte Suprema, que en 1986 hizo lugar al recurso y revocó el fallo de la Cámara, ya que entendió que el Art. 6 de la ley 20.771 era inconstitucional por invadir la esfera de la libertad personal exenta de la valoración de los magistrados.
Aquella formación de la Corte modificó el criterio que el organismo habia usado durante la última dictadura en casos anteriores, basándose en el hecho que no basta la sola posibilidad potencial de que una conducta trascienda la esfera privada para incriminarla, sino que es necesaria la existencia en concreto de un peligro para la salud pública. A partir de ese momento, el Fallo Bazterrica fue reconocido por la mayoría de la doctrina penal argentina
La doctrina predominante cambiaria cuatro años mas tarde, en los albores del primer gobierno menemista, cuando la Corte Suprema de Justicia, ante el llamado Caso Montalvo vuelve a penar el consumo para uso personal estableciendo que "los drogadictos ofrecen su ejemplo, su instigación a los que no lo son".
En relación a la pregunta ¿los drogadictos son enfermos o delincuentes?, la Corte Suprema ha tomado dos posturas diferentes en los fallos mencionados. En el Caso Bazterrica dice: la función del derecho debería ser controlar o prevenir sin estigmatizar y garantizar el derecho al tratamiento que tienen los adictos a las drogas. En el Caso Montalvo la Corte sostuvo el efecto contagioso de los adictos y aclaró que el objetivo principal es amparar a la familia y a la sociedad.
Finalmente el 25 de agosto de 2009, la Corte Suprema falló a favor de la tenencia de marihuana para consumo personal con respecto a una causa abierta a cinco jóvenes que en 2006 fueron detenidos en Rosario con cantidades mínimas de esa sustancia.
Con este pronunciamiento, la Corte declaró "inconstitucional" el castigo del consumo de marihuana en adultos, si se hace en un ámbito privado y no implica peligros para terceros. En su fallo, el máximo tribunal llamó a "exhortar a todos los poderes públicos a asegurar una política de estado contra el tráfico ilícito de estupefacientes y a adoptar medidas de salud preventivas, con información y educación disuasiva del consumo". Los magistrados resaltaron que, en especial, estas políticas deben apuntar a "los menores" con el fin del "dar adecuado cumplimiento a los tratados internacionales de derechos humanos suscriptos en el país".
“Estoy feliz por el fallo, pero no lo vivo como un triunfo personal. Sería demasiado ególatra y estúpido si dijera eso. Siento calma porque se hizo justicia. No euforia. En la dictadura me quisieron meter preso un año por tres porros que guardaba en una latita. Me trataron como si fuera un narco y estuve demorado en la comisaría. Por suerte, en la democracia, las cosas se pusieron en su lugar”, dijo un Bazterrica exultante a un matutino, instantes después de conocer el final de una historia que lo tuvo como protagonista por casi tres décadas.