El fuego se apagó
El legendario tecladista de The Doors, Ray Manzarek, falleció el lunes pasado a los 73 años víctima de un cáncer de las vías biliares.
De ascendencia polaca, Raymond Daniel Manczarek, Jr tal su nombre completo, nació y se crió en Chicago, la cuna del blues, sonido que desde pequeño despertó su interés.
Seguramente otra hubiese sido su historia si en su adolescencia su entrenador de básquet no lo hubiese obligado a jugar de base, decisión que lo hizo abandonar definitivamente el deporte para concentrarse en sus otras dos pasiones: el cine y el piano
A pesar de haberse graduado en Economía a los 23 años, decidió estudiar cine en la Universidad de California en Los Angeles, donde conoció a dos personas que cambiarían su vida: su futura esposa Dorothy Fujikawa y su compañero músico Jim Morrison, con quien se decide a formar una banda de blues en 1965 luego de un encuentro en la playa
Hasta ese entonces Manczarek despuntaba el vicio tocando en fiestas estudiantiles junto a sus hermanos Pat y Jim en el grupo Rick and The Ravens, lo que le había otorgado cierta experiencia. Con el ingreso de Morrison a la banda surgió la posibilidad de grabar un demo, cuyo resultado no dejó satisfechos a los miembros, lo que derivó en la metamorfosis hacia un nuevo proyecto bautizado (gracias al libro The Doors of Perception de Aldous Huxley basado en la famosa frase de William Blake: "Si se abrieran las puertas de la percepción todas las cosas se mostrarían tal como son...infinitas") como The Doors; que consistía de Morrison en voz y letras, Manzarek (ya sin la c en su apellido) en órgano , el ultimo baterista de The Ravens John Densmore y el guitarrista Robby Krieger, ambos conocidos por el tecladista en un retiro espiritual de meditación budista
Al poco tiempo la banda comenzó a hacerse un nombre en la escena de pubs californianos, oficiando como house band, primero del London Fog y luego del célebre Whisky a Go Go, hasta que finalmente lograron un contrato de grabación con Elektra Records para grabar su álbum debut en 1966.
Su primer disco, autotitulado, salió a la venta al año siguiente y rápidamente se convirtió en un suceso de ventas, llegando al puesto número dos de Billboard gracias a la mordaz interpretación de Morrison, la influencia de ritmos latinos en la ejecución percusiva de Densmore, el arranque blusero de Krieger y sobre todo el particular sonido psicodélico de órgano Vox Continental de Manzarek que llevaron a temas como The end y especialmente Light my fire a convertirse en clásicos inoxidables de la historia del rock. Al no contar con bajista en estudio, Manzarek además se hacía cargo de los bajos en su piano Rhodes
El éxito no se repetiría en su siguiente lanzamiento: Strange days (consistente en parte en descartes del primer disco), lanzado el mismo año, en donde Manzarek experimentaría con el uso de sintetizadores; pero si en su tercer opus: Waiting for the sun de 1968, que alcanzaría el anhelado puesto número uno en el chart norteamericano de la mano del hit Hello, I Love You
Su cuarto trabajo The soft parade (1969) despertaría polémica entre sus fanáticos al incluir delicados arreglos de cuerdas y vientos, lo que llevaría al grupo a endurecer su sonido en los siguientes dos lanzamientos: Morrison Hotel (1970) y L.A Woman (1971)
Para esa época The Doors se habían convertido en un icono del movimiento flower power, combinando tanto los ideales del hipismo como el oscurantismo beatnik, enarbolando a Morrison como símbolo del líder rebelde rockero marcado por los excesos, que finalmente lo llevarían a la muerte el 3 de julio de 1971 en Paris
A pesar de la desaparición de Morrison, el trío decidió seguir adelante con Manzarek en la primera voz lanzando dos álbumes más: Other voices y Full circle. Pero la magia se había ido y al poco tiempo decidieron disolverse
Los proyectos post Doors de Manzarek (tres discos como solista y dos junto al grupo Nite city junto a Nigel Harrison de Blondie) no volvieron ni por asomo a gozar de la popularidad de su antigua banda, a la cual terminaría volviendo de alguna que otra forma, además de ejercer el rol de productor para bandas como los punks de X
Sus últimos años lo encontraron colaborando junto a Krieger en The Doors of the 21st Century, proyecto con el cual visitó la Argentina por primera vez en 2004 en un recordado show en el Estadio de Vélez Sarsfield con Ian Astbury de The Cult en la piel del Rey Lagarto.
El proyecto (por problemas legales con el baterista John Densmore), ya sin Astbury, mutó en Riders of the storm y finalmente en Manzarek/Krieger, girando por el mundo y reflotando la magia de aquellos dorados 60s, que con la muerte de Manzarek pierden a uno de sus instrumentistas más destacados
1 comentario:
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