Omar Chabán creó Cemento (antes había creado el Café Einstein), un lugar horrible que sonaba pésimo. Pero (probablemente sin quererlo) le dio al rock under de fines de los 80s y principios de los 90 una identidad, a muchas bandas un lugar donde hacerse conocidos y a muchos músicos una familia.
Cientos de bandas tocaron ahí esperando crecer y no tener que volver nunca más a la mole de concreto de Estados Unidos al 1200. Era un lugar de transición hacia algo más. Hacia la masividad, el reconocimiento, el dejar de tener que sonar horrible a las 5 de la mañana para 100 personas cuando afuera se empezaba a hacer de día
Sin embargo Cemento era querible (salvo que uno tuviese que ir al baño) y nadie se preguntaba por las medidas de seguridad. De lo único que había que cuidarse era de algún tumulto en la puerta o algún choreo en los alrededores. Habia lugar para todos: heavies, punks, alternos, rockers. Hasta Malmsteen tocó ahi, y todavía debe estar secándose la transpiración que caía del techo (si, un asco).
Pero los tiempos cambiaron y el público quiso ser cada vez más protagonista, y pasó lo peor: algunas bandas empezaron a permitírselo
A caballo de una música cada vez más pobre, algunas bandas para sobresalir apelaron a la cultura del aguante, futbolizaron el rock e hirieron de muerte esa música que tanto queremos.
En vez de preocuparse por sonar mejor, armar mejores melodías u ofrecer un mejor espectáculo, bandas como Callejeros empezaron a alentar el uso de bengalas entre su publico, incluso repartiéndolas ellos mismos. Aunque ahora se hagan los boludos y pasen a la categoría de hijos de puta
En 2004 Chaban lanza Republica Cromañon para esas bandas a las que Cemento les quedaba chico y Obras les quedaba careta. Con el rock bengalero cada vez más firme, lo que en Cemento no pasaba de algunos ahogos, en Cromañon se convirtió en tragedia.
Ese día Chaban comenzó a morir.
Y ese día duró 10 años
Chau Omar
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